Todos pasamos un mal trago cuando lo hacemos por primera vez. Les hablo por supuesto del miedo a volar que todos hemos sentido cuando nos montamos por primera vez en un avión. Lo mejor es no darle importancia al hecho de viajar en avión y no tener un miedo previo, porque luego es todo mucho menos intenso de lo que nos parece. Todos debemos estar relajados y con la mente puesta en otras cosas.
Antes de comenzar el vuelo no es recomendable que se tome un café ni un té, ya que eso le pondría muy nervioso y sería incluso peligroso para su salud. Lo mejor es hacer una comida muy ligera para no ir con el estómago vacío y cuando llegue el momento tener en las manos un periódico, o algo que nos entretenga. Será cuestión de varios minutos mientras despeguemos, ya que luego todo se calma.
Una vez que hemos despegado ya se nos pasa el miedo al comprobar que todo ha pasado y que esa sensación de cosquilleo ya no está. ¿Ves como no ha sido para tanto? Como siempre, es más el miedo que en lo que realidad es viajar en avión, que tiene como punto crítico cuando aterriza y despega, que son los momentos cuando se suele tener más miedo.
Hace algunos años que pasé por esta experiencia y en realidad incluso fue placentera, ya que la sensación que te entra es similar a la que sientes cuando vas a un parque de atracciones de montas en una montaña rusa. Sean valientes y verán como no es para tanto el montarse en un avión.